Incendios Forestales: Una amenaza para nuestras montañas

tt4

Incendios Forestales: Una amenaza para nuestras montañas

Un enemigo que crece con el calor

Cada verano, cuando el sol es más fuerte y la sequía se prolonga, los cerros de Bogotá y de muchas regiones de Colombia se convierten en un polvorín. Una chispa basta para desatar un incendio que arrasa hectáreas enteras de bosque nativo, amenaza barrios aledaños y deja cicatrices que tardan décadas en sanar.

Lo que realmente se pierde en un incendio

Cuando el fuego avanza:

  • El suelo fértil se convierte en ceniza dura y pierde la capacidad de retener agua.
  • Los animales pequeños como ranas, serpientes e insectos desaparecen en minutos.
  • Los árboles jóvenes y semillas mueren, interrumpiendo el ciclo natural de regeneración.
  • Se reduce la capacidad de la montaña para producir oxígeno y agua limpia.

Un incendio no solo quema árboles: quema el futuro de toda la comunidad.

Bomberos y brigadistas: guardianes en primera línea

Cuando suena la alarma, los Bomberos Forestales, las brigadas voluntarias y la Defensa Civil suben a la montaña. Con mochilas de agua, palas y rastrillos, luchan cuerpo a cuerpo contra las llamas.
Ellos arriesgan su vida no solo para salvar árboles, sino también para proteger a las familias que habitan cerca de los cerros.

Pero su labor es insuficiente si la comunidad no ayuda. Apagar un gran incendio puede costar millones y agotar a decenas de bomberos. Lo más importante es evitar que empiece.

Comunidad: la primera línea invisible

En Suba y en muchas localidades, los vecinos han aprendido que la prevención es la mejor estrategia:

  • Apagar bien una fogata antes de salir.
  • No dejar vidrios, botellas ni basura que puedan actuar como lupa del sol.
  • Avisar de inmediato al 123 ante cualquier columna de humo.

Ser EcoGuardián es convertirse en vigía de la montaña: estar atentos, enseñar a los niños y actuar con responsabilidad.

Cosmovisión Muisca: El fuego como desequilibrio

Para los pueblos muiscas, la montaña era un ser vivo. Un incendio no era solo destrucción física, sino un desequilibrio espiritual. El fuego en exceso rompía la armonía entre los humanos y la naturaleza, dejando un mensaje claro: si dañamos la montaña, nos dañamos a nosotros mismos.

Hoy, ese saber ancestral se conecta con la ciencia moderna: proteger el bosque es proteger el agua, el aire y la vida.

Cómo ser parte de la solución

  • Evita fogatas y colillas en zonas verdes.
  • Educa a tu familia sobre prevención.
  • Reporta cualquier foco de incendio al 123 o a Bomberos de Bogotá.
  • Participa en brigadas escolares o comunitarias de prevención.
  • Recuerda: una chispa descuidada puede destruir un bosque; una acción responsable puede salvarlo.
  •  

Llamado final

Los incendios forestales no son un destino inevitable: son consecuencia de nuestras acciones.
Cada vez que protegemos los cerros, honramos a los bomberos que arriesgan su vida, a los pueblos indígenas que nos dejaron su sabiduría y, sobre todo, garantizamos que nuestros hijos puedan seguir respirando aire puro y bebiendo agua limpia.

Ser EcoGuardián es aprender que el fuego se respeta, se controla y nunca se deja en manos del descuido.

 

 


Referencias:

FAO. (2022). Día Internacional de las Montañas: Las mujeres mueven montañas. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
IPCC. (2022). Climate Change 2022: Impacts, Adaptation and Vulnerability. Intergovernmental Panel on Climate Change.
Oficina Federal de Medio Ambiente de Suiza. (2020). Turismo sostenible en los Alpes suizos. Gobierno de Suiza.
Toledo, V., & Barrera-Bassols, N. (2008). La memoria biocultural: La importancia ecológica de las sabidurías tradicionales. Icaria Editorial.


Comparte este articulo en tus redes sociales:

https://studio.d-id.com/share?id=e3d45f926e2ad5e4c1ba52b5d9b56967&utm_source=copy